Erario fiscal: ¿Quién decide cómo se gasta?

En el siglo XIX el Congreso podría decidir sobre varios gastos fiscales, por ejemplo, el monto de las contribuciones y dotación de FF.AA. También otorgaba montepíos a viudas de militares y otros expendios, pero eso trajo problemas en 1891. Aquí te contamos por qué.

Martes 29 de septiembre de 2020

Durante varias décadas del siglo XIX el Congreso Nacional tuvo iniciativa para determinar ciertos gastos fiscales (hoy, esa es facultad exclusiva del Presidente de la República, Artículo N°67). Es así como gracias a las bases que estableció la Constitución de 1833, el Congreso estableció los montos de las contribuciones y determinó la dotación de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, hacia 1890, en medio de fuertes tensiones políticas, sociales y económicas,  el Congreso decidió no aprobar la Ley de Presupuesto y las denominadas leyes periódicas para el año siguiente, ante lo cual, el Presidente José Manuel Balmaceda respondió con una proclama renovando las mismas leyes del año anterior.

De acuerdo al sitio de historia política de la Biblioteca del Congreso , este conflicto -entre presidencialistas y parlamentaristas- fue escalando porque estos últimos criticaban las ingentes sumas de dinero que el gobierno de Balmaceda requería para su programa de obras públicas; aunque, sin embargo, los mayores roces se produjeron por las intenciones de Balmaceda respecto a la nacionalización de las oficinas salitreras.

Asimismo a medida que los parlamentarios rechazaban a los sucesivos gabinetes que el Ejecutivo presentaba al Congreso para su aprobación; la administración de Balmaceda entró en una dinámica conocida como “rotativa ministerial”, y de hecho, llegó a tener 14 gabinetes de distinta conformación. Los enfrentamientos políticos derivaron en la denominada Guerra Civil de 1891, que duraría seis meses y que dejó más de 4 mil muertos cuando la población de Chile no superaba los dos y medio millones de habitantes. Las huellas que dejó ese sangriento conflicto afectaron todo el tejido social y sus consecuencias políticas, sociales y económicas se dejaron sentir hasta varias décadas más tarde.

Tras la derrota del bando del Presidente Balmaceda se instaura un sistema llamado parlamentarismo que reinterpretó las normas de la Constitución de 1833. El desarrollo del país dependía de los ‘commodities’ de la época y el crecimiento promedio que se había alcanzado hacia 1870 gracias al salitre comienza a caer progresivamente hasta desembocar entre -1910 y 1940-  en las tres peores décadas en la historia del crecimiento de Chile.

SIGLO XX: INESTABILIDAD Y LA GRAN DEPRESIÓN

Tras la dolorosa Guerra Civil, el siglo XX encontró a Chile con una población de más de 3 millones de habitantes, con un territorio de 757.366 kilómetros cuadrados y con una economía muy abierta a la economía mundial. Sin embargo, carecía de instituciones y políticas locales estables, por lo tanto sufrió severos shocks externos e internos junto con una creciente inestabilidad económica y de política interna entre la Primera Guerra Mundial y los primeros años de la década de 1930.

“En la primera década del siglo XX se promulgan las primeras leyes sociales de nuestra historia, tales como la ley de la silla (1904), la ley sobre habitaciones obreras (1906) y la ley de descanso dominical (1907). No obstante, estas iniciativas legales se muestran insuficientes para solucionar las graves carencias que afectan a los sectores obreros y populares de nuestra sociedad”, señala el sitio de historia política de la Biblioteca del Congreso.

Según el documento de trabajo del Banco Central, realizado por  Klaus Schmidt-Hebbel  sobre el crecimiento económico de Chile, “las deterioradas condiciones externas—asociadas a la Primera Guerra Mundial, la decreciente demanda mundial por el salitre chileno y la Gran Depresión subsiguiente— llevaron a la mayor caída del PIB registrada en todo el mundo –la de Chile– entre 1930 y 1932”.

Los shocks externos, combinados con la inestabilidad institucional interna, originaron políticas económicas inestables que condujeron a crisis financieras y golpes de estado durante la década de 1920 y comienzos de la década de 1930, exacerbando la incertidumbre económica y la inestabilidad del producto, señala el documento.

Como una respuesta a la Gran Depresión, y junto con el cierre del comercio internacional, Chile adoptó una estrategia de sustitución de importaciones basada en la industrialización liderada por el Estado. A nivel presupuestario, las arcas fiscales se veían muy estresadas y las demandas sociales  se acumulaban y los índices de calidad de vida de la población eran preocupantes.

Por ejemplo, hacia 1900, los índices de mortalidad infantil por cada mil nacimientos eran cerca de 300 muertes al año. En materia de educación, había más de 163.000 alumnos matriculados en educación básica; 9.600 mil en educación media y poco más de 1200 en educación superior; con un gasto público de $41 mil; $220 mil y $500 mil (pesos de la época) por alumno, respectivamente.(Economía chilena 1810-1995: estadísticas históricas, página 233)

Con más de 4 millones de habitantes en la década del 30, la fuerza de trabajo estimada llegaba a 1 millón y medio de personas. De acuerdo al estudio sobre ‘estadísticas históricas de la economía chilena 1810- 1995’ de la Pontificia Universidad Católica, al calcular la variación del Producto Interno Bruto anual, en los primeros años de esa década, las cifras son demoledoras, porque alcanzan solo rangos negativos: -16% en 1930; -21% en 1931; -15% en 1932.

Solo a partir de 1933 la variación del PIB anual registra una recuperación. No obstante, la impronta en las décadas siguientes será la progresiva concentración económica del país en la Región Metropolitana de Santiago.

 

FUENTES Y FOTOGRAFÍAS

-Archivo Histórico del Senado

-Economía chilena 1810-1995 : estadísticas históricas. Pontificia Universidad Católica de Chile, 2000: Juan Braun Ll., Matías Braun Ll., Ignacio Briones, José Díaz B., Rolf Lüders S. y Gert Wagner H.

http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-9044.html

-Banco Central, Documentos de Trabajo N°365. “El crecimiento económico de Chile”, Junio 2006,  Klaus Schmidt-Hebbel  

-Portal de Historia Política. Biblioteca del Congreso Nacional.

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